sábado, 14 de febrero de 2009

11. Segundo período nacionalista (1885-1907)

A partir de 1885, Edvard Grieg comenzó un patrón de vida que estuvo sujeto a muy pocas variaciones. En este mismo año mandó construir la villa Troldhaugen­, cerca de Bergen, donde vivió el resto de sus días. Allí pasaba la primavera y el inicio del verano componiendo y revisando viejos trabajos; en los buenos días de esta época aprovechaba para pasear por las montañas y frecuentemente acompañado por amigos o visitantes; luego tomaba unas pequeñas vacaciones y, los meses de otoño y de invierno, eran destinados a extensas giras de concierto por toda Europa como director y como pianista. Estas giras regulares le permiten establecer un círculo de correspondencia con el extranjero (Liszt, Brahms, Tchaikovsky) y al mismo tiempo, dar a conocer su música en gran parte de Europa: Alemania, Hungría, Holanda, Inglaterra, Francia, Polonia (a partir de 1902). En cualquier caso, Grieg no dejó de lado su interés por la música autóctona de su patria y, por el contrario, lo acrecentó dando paso a un segundo periodo nacionalista alrededor de 1890.
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Los mejores ejemplos de esta renovación estilística pueden apreciarse en las miniaturas que integran las Piezas Líricas del op. 54.­Son obras en las que se puede admirar no sólo la perfección de la escritura pianística, sino también la audacia de su armonía (percibiéndose, a veces, pinceladas impresionistas). ­ Tan famosas como esta colección de Piezas Líricas son otros arreglos para orquesta de Grieg, aquellos denominados Piezas Elegíacas op. 34 y Melodías op. 53 adaptadas entre 1881 y 1891 a partir de canciones de los opus 33 y 21.
En el invierno de 1891-1892, el gobierno noruego convierte la celebración de sus bodas de plata de actividad creadora y concertística en fiesta oficial.
En 1893 es nombrado doctor honoris causa por la universidad de Cambridge, año en el que se vuelve a encontrar con Ibsen cuando pasaba el verano en Dinamarca.
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En 1896, se encuentra varias veces con Brahms con ocasión de sendos conciertos en Leipzig y Viena. En primavera de ese mismo año, dirige la Filarmónica de Berlín en Copenhague. También realizó algunos artículos para diversos periódicos europeos sobre Mozart, Schumann y Verdi, pero lo más importante, sin duda, fue la culminación de sus esfuerzos por mejorar el nivel artístico de su patria con la realización de un Festival de Música Noruega en la ciudad de Bergen, ­en 1898, que incluyó obras de Svendsen y otros compositores noruegos. Fue para dicho festival que Grieg compuso una de sus obras más populares y atrayentes, las Danzas Sinfónicas op. 64.­ Junto a una sinfonía de juventud y al famoso concierto para piano. Esta obra se constituye en el trabajo orquestal más sustancial del compositor, su estilo puede ser considerado como un maduro y talentoso resumen de una labor creativa ligada a la cultura autóctona noruega por más de tres décadas.
Por motivo de su frágil salud, anula sus viajes a España y Estados Unidos y en 1900 ­ ingresa en hospital durante tres meses debido a dificultades respiratorias.
Casi dos años antes de fallecer, Grieg compuso su última obra, Cuatro Salmos op. 74, basada en melodías folclóricas. ­En 1906 es nombrado doctor honoris causa por la universidad de Oxford.
Pensando que el aire de Christiania sería beneficioso para su precaria salud, se instala en el invierno de 1906-1907 en un hotel de Christiana, desde donde inicia su última gira de conciertos por Dinamarca y Alemania.
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Edvard Grieg falleció en el otoño de 1907, a los 64 años de edad, en el hospital de Bergen, víctima de fatiga crónica. El funeral condujo a miles de personas a las calles de su ciudad natal para honrarlo, y conforme a su deseo, una orquesta interpretó la marcha fúnebre que había compuesto para Rikard Nordraak. Sus cenizas y las de su esposa fueron sepultadas en una tumba horadada en una montaña frente a un lago, situado cerca de su casa, en Troldhaugen.